martes, 31 de mayo de 2011

"El verdadero líder ayuda a crecer a los demás"

La vieja fórmula del liderazgo individual está perdiendo la batalla en un mercado cada vez más competitivo que está volviendo a las fuentes, a la reconstrucción de los valores. Aquel líder que quiera ocupar posiciones de poder, y que lo construye sobre una base personalista, está condenado al fracaso, señalan los expertos en Gestión de Personas. Tal vez pueda llegar a la cima, pero ese liderazgo no será sustentable, ya que no tendrá el acompañamiento permanente del resto de la organización. Frente a esa realidad, dice a LA GACETA Patricia Debeljuh, directora académica de la Asociación Latinoamericana de Ética, Negocios y Economía, las organizaciones reclaman líderes con vocación de servicio, que sean como aquellos directores de orquestas que, a la hora de los aplausos finales de un concierto, reconozcan que la acción fue posible gracias al trabajo del equipo que organizó.

¿Qué significa tener vocación de servicio? "Implica poner lo mejor de sí para el bien del conjunto, sacando lo mejor del otro y generar espacios para que esos otros sean capaces de llegar a la cima de la empresa o más lejos que él", señala la directora de la consultora Más Valores. Debeljuh vino a Tucumán para disertar sobre las "Cualidades del liderazgo hoy", organizado por la Fundación Humanitas et Sapientia y por la Fundación OSDE.

En su charla con nuestro diario, la autora de los libros "Ética Empresarial" y "La conquista de las virtudes en las empresas" puntualiza que el líder de hoy debe ser capaz de formar a los otros miembros de la compañía con la necesidad de que entiendan la misión, a través de los valores. "Ya no sirven los liderazgos individuales, porque no perduran con gente que no le queda otra que decir sí señor frente a las personas que tienen poder interno". Muchos de ellos, expresa, tratan de refugiar su posicionamiento en acciones sociales o de filantropía sólo para basar su conducción personalista.

Los nuevos paradigmas del liderazgo, según la especialista, están focalizado hacia el servicio a las personas, tanto hacia afuera de la empresa (los clientes y los proveedores), como hacia adentro (los empleados que la integran). "Por eso, el primer paradigma que debe romper el líder es aquel que dice que la empresa está al servicio del dinero y transformarlo en un serio compromiso con la gente", acota.

Debeljuh considera que el principal capital que tienen las organizaciones son las personas y, dentro del esquema de conducción, el líder debe fortalecer su rol de gran educador para la construcción del bien común interno, basado en valores.

"Se debe predicar con el ejemplo, con una fuerte cuota de optimismo, apostando al largo plazo", fundamenta. Y agrega: "la ética es rentable para cualquier compañía y debe ser fortalecida en el día a día, aunque está claro que la percepción general del compromiso ético no será inmediata".

Fuente: www.lagaceta.com.ar

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